III centenario Soledad Olivares

miércoles, 23 de febrero de 2011

Mi cuento

Os voy a contar un cuento, el de la Semana Santa,
un cuento de centuriones con lanzas, de cristos que expiran en la noche sevillana,
o portan sobre su hombro la cruz que nos hermana.

Os voi a contar el cuento de mi Semana Santa,
el de campanas que doblan a muerte en la oscurida de una plaza,
el de jardines de noche paseando la Candelaria,
el del paño de la Veronica con el rostro dibujado de Jesús el Nazareno,
el de tinajas de barro, el de jarrillos de lata y el de un viejo costalero,
el de niños que se afanan por pedir un caramelo, el de globos que se escapan
y van buscando el cielo, y suben volando hasta el,
por encima de las campanas que tocan en la Giralda,
esa torre con nombre de mujer, que haciendo tocar sus campanas,
celosa mira a sus pies como vienen paseando las mujeres sevillanas,
que vestidas con negras mantillas, el Jueves Santo engalanan.
Os voy a contar el cuento de mi
Semana Santa,
el de Cristos que se duermen con el cantar de una nana,
el de gitanos que mueren cuando vuelven por Triana al son de un martinete,
cantado en una ventana,
el de Candelerias que brillan más que el sol de una mirada,
un cuento de virgenes guapas,
un cuento de lirios y rosas,
un cuento de cera y plata,
de ruan y terciopelo que van cumpliendo promesas
de espinas que se clavan atravesando una acera,
el cuento de doce apostoles alrededor de una mesa,
y el de un costal y una herencia de "levantá" y penitencias.

Os voy a contar un cuento de churros con chocolates comprados de muy de mañana,
con el cansancio en el cuerpo de toda la "madrugá",
un cuento de rios que se cruzan de puentes que se atraviesan
y de arcos que se pasan,
de aguas que se enervan y de orillas que regañan por saber quien es más barrio,
si Macarena o Triana
el cuento de unas monjitas que esperan al amanecer
la visita de una virgen para rezarle a sus pies, a una
virgen de Judea que por ser guapa sevilla y madre de todos nosotros, quiso bajar a esta tierra, se fue directa a San Gil, se hizo mujer morena y tuvo al bien llamarse Esperanza Macarena,

Y cuando termine de contaros este cuento de siete dias que rondan por mi cabeza,
os aseguro cofrades que también sera vuestro cuento,
pues como cofrade me siento capaz de trasmitiros a a todos mis sentimientos.



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