III centenario Soledad Olivares

martes, 25 de enero de 2011

EN UN REGAZO DE SEDA ( Al cristo de la misericordia)

Callen los roncos tambores
y enmudezcan las cornetas,
que Dios-Hombre se ha dormido
sobre un regazo de seda.
Que se suspenda en el aire
el dolor de la saeta.
Que pare su andar la luna;
que quede la noche quieta,
porque Cristo no está muerto
que sólo descansa en Ella.
!Cómo se puede morir
el Rey del Cielo en la tierra!

!Ay, cómo exhalan dulzura
sus pupilas entreabiertas!
Callen los roncos tambores
y silencien las cornetas.
Que broten sólo alelíes
con sus blancuras pequeñas.
Que le rodeen blancos lirios,
azahares y azucenas.
Que pare su andar el tiempo
para ver si no despierta.
Que sólo una brise leve
le roce su tez morena
y lo acaricien los besos
luminosos de una estrella.
Que sólo los costaleros
sobre los pies lo mantengan.
Así, despacio, despacio.....
!Qué lo mezcan, que lo mezcan,
porque se va a despertar
y va a ser mayor su pena.

!Qué no está muerto, que no!
Que sólo descansa en Ella,
de tanto dolor pasado,
de tanta injuria y blasfemia.

! Queden quietas en los aires
perfumadas Primaveras...!

Que Dios-Hombre se ha dormido
en un regazo de seda.

Florencio Quintero.

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